El discurso actual y contexto ético contemporáneo
¡El sentido moderno del yo se despoja de la ilusión de estar anclado en nuestro propio ser!
DISCURSO ACTUAL
La ética del discurso se vale del método trascendental, que consiste en la identificación de las condiciones de posibilidad de algún hecho previamente descrito, que en este caso serán los actos del habla.
En estos actos, según (Compartiendo Filosofía, 2013) hay pretensiones implícitas de validez que son:
Inteligibilidad: lo que decimos es entendido por el que nos oye.
Sinceridad: lo que decimos es lo que realmente pensamos.
Verdad: lo que decimos es verdad, ceñido a los hechos objetivos.
Corrección: lo que decimos es conforme a las reglas intersubjetiva.
Este proceso hace posible dentro de un marco de diálogo reconocer la condición personal y racional de sus interlocutores y busca el entendimiento con ellos. De aquí se determina una “situación ideal del habla”, en la que se da un tiempo ilimitado, un diálogo abierto que obedezca a la fuerza de los argumentos y no a otras cosas, en la que todo el mundo implicado tiene la palabra. Este diálogo recibe el nombre de “discurso”. Evidentemente, esto nunca se cumple, pero es importante tener este horizonte en mente para poder hacer un discurso lo más parecido posible.
CONTEXTO ÉTICO CONTEMPORÁNEO
Para entender por qué una persona piensa lo que piensa, actúa como actúa o valora lo que valora es conveniente no desarraigar sus acciones, ideas o valores, del contexto que los hace posibles y de las circunstancias que configuran sus modos o estilos de vida. Tal es el caso del concepto de autonomía; para entenderlo es necesario explicar una serie de hechos y acontecimientos que se relacionan con su existencia.
Según (Álvarez, 2011) manifiesta en primera instancia señala que en cada época se ha intentado entender y definir al hombre de un modo distinto. Por ejemplo, en el mundo medieval el hombre se comprendió en relación con el Dios del cristianismo y en particular como un ser creado e imperfecto, pecador.
En el mundo moderno, sin embargo, el hombre se entiende no en relación con la ciudad ni con la divinidad, sino en su condición política como ser de derechos y responsabilidades. Se entiende que todos los seres humanos poseen derechos y que son propios. También se entiende que se fundamentan en la dignidad de la persona y tienen una vigencia universal. Esto implica que:
- Nadie puede ser privado de ellos
- Deben ser reconocidos y respetados por las legislaciones de los estados
- Sirven de marco de referencia para la vida social y política
- Han de constituir el código básico y fundamental de la justicia de todas las naciones y el derecho internacional
Para (Taylor, 1996) la noción moderna del yo, parte de la idea dentro-fuera, misma que es históricamente limitada y predominante en el Occidente moderno con ella se pierde de vista que el yo es inseparable del hecho de existir en un espacio de cuestiones morales que tienen que ver con la identidad y con cómo uno ha de ser.
El sentido moderno del yo se despoja de la ilusión de estar anclado en su ser, un ser perenne e independiente de la interpretación. El yo moderno es multifacético: tiene una razón desvinculada asociada a la dignidad y libertad autorresponsable, autoexploración y compromiso personal.
Bibliografía
Álvarez, H. M. (20 de Diciembre de 2011). LA AUTONOMÍA: PRINCIPIO ÉTICO CONTEMPORÁNEO. LA AUTONOMÍA: PRINCIPIO ÉTICO CONTEMPORÁNEO.
Compartiendo Filosofía. (31 de Enero de 2013). Obtenido de https://compartiendofilosofia.org/2013/01/31/etica-del-discurso/
Taylor, C. (1996).